El desarrollo de la tecnología tridimensional (3d) se está extendiendo en todos los sectores, desde la sanidad al mundo del retail. En el post de hoy os hablamos de un uso más peculiar, el de la impresión 3D de alimentos.
Imprimiendo comida
Se ha creado la primera impresora española de la compañía catalana Natural Machines. Foodini podrá imprimir toda variedad de platos gracias a unas cápsulas de 120 cm3 que contendrán los alimentos y desde donde se realizará la impresión, según publicaba la web de 20minutos. Su salida al mercado está prevista para 2016, gracias a la fabricación de las máquinas localizada en China y a un precio mínimo asequible de 1.500 dólares.
Foodini es un ejemplo de la corriente creciente del Internet de las Cosas por el que los utensilios de la vida diaria, como los de la casa, realizan acciones cotidianas gracias a su conexión a la red y, con ello, a los dispositivos móviles de sus dueños. Esta impresora 3D tiene un tamaño manejable para cualquier cocina, tanto doméstica como comercial, y puede descargar recetas de la red para ejecutarlas con un diseño distinto. Además, ofrece la posibilidad de graduar las cantidades y cuidar el acabado gracias a las boquillas que contiene, ya sean para carne, pasta o repostería.
El 3d más dulce
En el campo de la impresión 3D dulce, por así llamarla, se están haciendo adelantos. Encontramos el caso de un grupo de alumnos de la Universidad de Cartagena, concretamente los integrantes de la asociación UPTC Makers.
La ChocoMaker ha supuesto un desembolso de 400 euros en materiales en el que ha colaborado la empresa Gispert, especializada en soluciones de software y en la distribución de dispositivos para la impresión. Los jóvenes estudiantes de Industriales desarrollaron una impresora que maneja tiempos y temperaturas muy específicas ya que el chocolate requiere que la base se vuelva sólida y la parte superior pueda fundirse.
ChocoMaker ya se ha presentado en la feria Murcia Gastronómica, del pasado noviembre, ante sus potenciales clientes: los reposteros. Los retos que deberán afrontar las impresoras 3D de chocolate son la maleabilidad de aquel y que cada uno es distinto, con una consistencia diferente.
ChocoMaker, que haría las delicias de los más golosos, también fue presentada en El Hormiguerodonde se pudo ver cómo el ingrediente ganaba en dureza antes de ser ingerido.
Para acabar poniendo el toque aún más dulce a este post, la impresión 3D también ha llegado al mundo de las golosinas. The Magic Candy Factory es pionera en este campo que permite al usuario producir, de forma creativa, sus dulces naturales. Lo son porque utilizan componentes veganos, sin gluten ni lactosa, además de frutas naturales y extractos vegetales en el proceso de impresión.
El usuario puede crear sus golosinas a través de la web, en la que seleccionará la forma, el sabor y el acabado (brillante o mate) que formen su cesta. Si alguien quiere diseñar in situ sus golosinas, puede hacerlo en el Katjes Café Grün-Ohr de Berlín, donde The Magic Candy Factory tiene varios modelos.
La firma ofrece, también, la posibilidad de imprimir golosinas para ocasiones especiales.
Queda claro que el mundo de la impresión tridimensional también en el sector alimenticio ha llegado para quedarse. Iremos viendo lo rápido que evoluciona y su integración en el mercado.